Un espacio lleno de objetos procedentes de una casa en fase de desmantelamiento ante la irrupción de lo inevitable; la muerte. Un lugar poblado de presencias de lo ausente, que son ausencias en el presente, manifiestas a través de todos esos elementos que ya son sólo el reflejo de un pasado. El autor –y actor- indaga, escarba, incluso se convierte en esa memoria en su camino a través de experiencias reales impregnadas de ese espacio familiar. Es un rito, una ceremonia en la que la asistencia de la audiencia es esencial; las palabras y acciones sólo tienen sentido si son recogidas por ella haciéndolas suyas. En esta propuesta escénica, construida a través de la realidad de los hechos en un espacio imaginario, se pretende provocar el enfrentamiento al que nosotros, como seres humanos, estamos abocados cuando la soledad irrumpe en nuestra existencia a raíz del fallecimiento de nuestros seres queridos